Por ACFIMAN
15 de diciembre de 2023
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Caraqueños consumen la mitad de las frutas y hortalizas recomendadas por la OMS
ACFIMAN realizó estudio en cinco municipios de la Región Capital sobre tendencias de patrones de consumo de este grupo de alimentos, esencial para prevenir la malnutrición y las enfermedades crónicas no transmisibles
Una dieta saludable, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debe incluir al menos 400 gramos diarios entre frutas y hortalizas (FyH), idealmente distribuidos en cinco porciones. Aunque no se tienen estadísticas nacionales actuales, un reciente estudio de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales de Venezuela (ACFIMAN) ofrece resultados como este: los hogares caraqueños consumen un promedio de 197,9 gramos de FyH por persona al día.
Este grupo de alimentos es esencial para prevenir todas las formas de malnutrición (desnutrición, deficiencia de micronutrientes, sobrepeso y obesidad), así como enfermedades crónicas no transmisibles. Sin embargo, tienen poca relevancia en las listas de compras.
El dato refleja una ingesta “insuficiente de micronutrientes (vitaminas y minerales), fibra y compuestos bioactivos benéficos no nutrientes, con posibles efectos perjudiciales en la nutrición y salud”, explicó la doctora María Soledad Tapia, Individuo de Número (electo, Sillón XIII) de la ACFIMAN y coordinadora del proyecto Una contribución al conocimiento de tendencias que determinan el consumo de frutas y hortalizas en una muestra de cinco municipios de la Región Capital de Venezuela, publicado por la corporación.
Canasta alimentaria deficiente
Estudios previos ya indicaban que el consumo iba a estar por debajo de los 400 gramos diarios, como ocurre en casi todos los países, incluyendo Venezuela. Las razones son varias: altos precios de las FyH, bajo poder adquisitivo de los venezolanos y poca cultura y hábito de consumo de estos alimentos.
En el caso venezolano, lo más preocupante observado en el estudio es que, “cuando se caracterizó la muestra según el nivel socioeconómico (profesión del jefe del hogar, nivel educativo de la madre, condiciones de la vivienda, principal fuente de ingresos) y se inquirió el ingreso mensual del hogar, el gasto mensual en FyH, el consumo y gasto según ingreso, entre otros factores, identificamos un ingreso insuficiente no sólo para FyH, pues es evidente que no alcanza para la canasta alimentaria en general”, aseguró la académica.
Población estudiada
Para esta investigación, se aplicó una encuesta electrónica autoadministrada a 1040 hogares -entre el 1 de noviembre de 2022 y el 1 de marzo de 2023- de cinco municipios de la Región Capital: Libertador (52 %), Sucre (15 %), Baruta (15 %), El Hatillo (10 %) y Chacao (8 %). Dicha distribución siguió la tendencia del XIV Censo Nacional de Población y Vivienda 2011 del Instituto Nacional de Estadística (INE).
“La población estudiada estuvo compuesta por hogares con jefes de hogar y madres universitarios con ingresos provenientes principalmente de un salario mensual y viviendas en buenas condiciones, lo cual representa un estrato socioeconómico medio-alto de Caracas”, se lee en el documento.
El análisis arrojó que 30 % de los hogares gana 100 dólares o menos, 38 % gana entre 101 y 300 dólares y apenas 32 % gana más de 300 dólares al mes. “Si estos son los resultados para el segmento medio-alto de la población de Caracas, preocupan los otros sectores de la población con condiciones menos ventajosas en términos de educación, ingresos y condiciones de vivienda”, agregó la doctora Tapia.
“Igualmente, encontramos que el consumo está determinado por el estrato social de los hogares: el Estrato I duplica el consumo (290 g/día) de los Estratos III al V (140 g/día). Además, 7 % de los hogares informó no comprar FyH y 75 % de los hogares que indicaron no comprarlas pertenecían a los Estratos III al V. También hallamos que el consumo de FyH varía según el municipio (> 230 g/día en Baruta y Chacao, 181 g/día en Libertador), el número de personas del hogar (con tres o menos miembros consumen 216 g/día y con siete o más integrantes 99 g/día) y las condiciones socioeconómicas (grado de instrucción del jefe del hogar y de la madre, por ejemplo)”.
Ingesta en edad escolar
Otro hallazgo de interés es que 87 % de los hogares con niños informaron que sus hijos no acceden a FyH en las escuelas. “El consumo regular de FyH es especialmente importante para los niños en edad escolar, ya que contribuye a su crecimiento y desarrollo adecuados. Los menús escolares deberían incluir una variedad de FyH frescas y de temporada para fomentar el consumo de estos alimentos entre los niños”, se lee en el documento.
Prácticas de sostenibilidad
Una contribución al conocimiento de tendencias que determinan el consumo de frutas y hortalizas en una muestra de cinco municipios la Región Capital de Venezuela no sólo indagó y actualizó información existente sobre tendencias de patrones de consumo de FyH, su disponibilidad y asequibilidad; también incorporó preguntas relacionadas con aspectos de sostenibilidad, como el uso de los sobrantes, las preparaciones para aprovechar las FyH, la frecuencia de desperdicio, si revisaban la nevera o despensa antes de comprar, la disposición a comprar FyH magulladas o feas (pero aptas para el consumo humano) y el consumo de los tallos u hojas de las hortalizas.
La idea era saber cuán sensibilizados o conscientes estaban los hogares encuestados para evitar el desperdicio de alimentos y su relación con la economía familiar y el cuidado del ambiente.
¿Revisar la nevera?
“Revisar la nevera, por ejemplo, es una práctica recomendada para evitar el desperdicio alimentario y optimizar el uso de los recursos disponibles”, explicó la doctora Tapia. “Es muy útil en un contexto de altos precios de los alimentos e ingresos muy bajos. También ayuda a identificar los alimentos que necesitan ser consumidos con urgencia antes de su deterioro, lo que puede contribuir a la economía familiar y a no ser destinados a la basura o, en última instancia, a los vertederos, donde contribuyen en alta proporción a la generación de gas metano a través de su descomposición. Con respecto a este tema de la nevera, encontramos, por ejemplo, que uno de cada cuatro hogares con más de siete miembros o con un gasto en FyH menor a 15 dólares mensuales no revisa la nevera o despensa antes de la compra”.
Las FyH se encuentran dentro del grupo de alimentos que más se pierden y desperdician a nivel mundial, “y esto último es muy alto a nivel de hogares. Las personas deben reducir el desperdicio y aprender a aprovechar al máximo las FyH”, dijo.
Más allá de Caracas
Una dieta equilibrada, saludable y variada “es condición sine qua non para la seguridad alimentaria y nutricional plena”, se asegura en el documento. “Una de las principales razones por la que millones de personas padecen inseguridad alimentaria y malnutrición en el mundo es porque las dietas saludables son inasequibles y las FyH son importantes componentes de una dieta saludable”.
La investigadora aclaró que la magnitud del proyecto no permitió la realización de encuestas cara a cara ni ampliar la muestra a todo el territorio nacional, razón por la cual se empleó una encuesta electrónica autoadministrada circunscrita a cinco municipios de Caracas con un muestreo intencional no probabilístico (una limitante del estudio).
No obstante, “hemos pensado en invitar a colegas de otras regiones a aplicar el mismo cuestionario, de manera de obtener información del resto del país. Los datos obtenidos indican tendencias en la muestra estudiada y los ponemos a la orden de otras partes interesadas que realizan encuestas nacionales, de modo de incentivar la ampliación de sus agendas temáticas incorporando estos aspectos. Por ejemplo, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) -en sus indagaciones de consumo de alimentos- y la Red Agroalimentaria de Venezuela (RAV) -en sus encuestas socioalimentarias y de costo de su canasta de alimentos. Por supuesto, también al Instituto Nacional de Nutrición (INN)”, planteó la académica.
Poca diversidad
Según el estudio, las opciones de FyH que más seleccionaron y adquirieron los encuestados fueron limitadas, siendo las frutas amarillo-naranja y las hortalizas para aliños las más consumidas (zanahoria, tomate y cebolla). ¿Cómo mejorar la diversidad de la dieta del venezolano?
“Preocupa la monotonía, que ya ha sido registrada en otros estudios. Algo no está funcionando”, precisó la doctora Tapia. En el documento, los autores instan al gobierno nacional a diseñar “políticas que permitan reducir el costo de las frutas y hortalizas con medidas de incentivo a los productores, a los comercializadores y a los consumidores, e implementar educación nutricional y campañas de información oficiales sobre las bondades para la salud y la nutrición del consumo de FyH”. Las campañas también deben llevarlas a cabo sectores de la sociedad civil (por ejemplo, el eslabón de ventas al menor o retail), que deben proporcionar información, fomentar el consumo y hacer promociones de productos de temporada e incluso de las frutas y hortalizas feas.
Además de la doctora Tapia (coordinadora), participaron como investigadores en este proyecto los magísteres en Nutrición Pablo Hernández y Claret Mata, profesores de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Como colaboradores, contribuyeron la licenciada en Nutrición y Dietética Daniela Reggio; las estudiantes de Nutrición y Dietética Génesis Hernández, Amal Moubayyed y Arianna García, y la Fundación 5aldía Venezuela, creada por la doctora Tapia.
Una contribución al conocimiento de tendencias que determinan el consumo de frutas y hortalizas en una muestra de cinco municipios la Región Capital de Venezuela (ACFIMAN, 2023) está disponible en el siguiente enlace.
Programa de Seguridad Alimentaria
La ACFIMAN, cumpliendo su mandato de asesorar en los asuntos de su competencia a entes públicos y privados, creó el Programa de Seguridad Alimentaria para estudiar y recomendar sobre la situación alimentaria y nutricional de Venezuela; en el contexto de este programa se inserta este estudio sobre frutas y hortalizas. Igualmente, dentro del programa se han realizado varias acciones, como libros, artículos científicos y conferencias, además de actividades en conjunto con el Programa de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Red Interamericana de Academias de Ciencias (IANAS).