Reunión de trabajo
ACFIMAN y OCHA exploran áreas de interés para fortalecer la asistencia humanitaria en Venezuela
Durante el 2022, el Plan de Respuesta Humanitaria, que lidera la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, benefició a 2,8 millones de venezolanos, lo que significó una inversión de 309,6 millones de dólares. Este año, si el financiamiento lo permite, la meta es llegar a 5,2 millones de personas
Todo aporte suma, en especial cuando lo que se busca no es obtener una simple estadística. Venezuela recibe asistencia humanitaria de manera estructurada desde el año 2019, tanto del Sistema de las Naciones Unidas (ONU) como de una vasta red de organizaciones, que incluyen ONG internacionales y nacionales, y el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. ¿Pueden las Academias participar en este proceso? Para encontrar respuestas a esa pregunta, la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN) organizó un encuentro de trabajo con el equipo de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA-Venezuela).
“Las academias están muy vivas y abiertas a la sociedad. Este tipo de reuniones las estamos haciendo regularmente porque creemos en las capacidades de la ciencia, la educación y las academias para resolver problemas”. Así lo explicó el doctor Ismardo Bonalde, presidente de la ACFIMAN, durante la reunión celebrada en el Palacio de las Academias.
Sobre el terreno
OCHA-Venezuela recibió 309,6 millones de dólares para la respuesta humanitaria en 2022, beneficiando a 2,8 millones de personas. Pero esa no era la meta. La meta era atender a 5,2 millones de venezolanos con una inversión de 795 millones de dólares. Para Samir Elhawary, coordinador humanitario adjunto y jefe de OCHA-Venezuela, la brecha se originó por las dificultades de movilizar recursos, debido, principalmente, al surgimiento de otras crisis -como la guerra en Ucrania-, que ha concentrado el interés de los países donantes.
Elhawary explicó que OCHA-Venezuela cuenta con cuatro oficinas centrales en el territorio nacional y que en cada una de ellas coordinan la respuesta humanitaria en diferentes estados. La de Distrito Capital abarca Miranda, Portuguesa, Vargas, Cojedes, Guárico, Yaracuy, Carabobo, Aragua y Barinas; la sede de Puerto Ordaz incluye a Bolívar, Delta Amacuro, Anzoátegui, Monagas, Sucre y Nueva Esparta; la de San Cristóbal contempla a Táchira, Barinas, Mérida, Apure y Amazonas; mientras que la oficina de Maracaibo coordina la respuesta en Falcón, Zulia, Lara y Trujillo.
Principios rectores humanitarios
OCHA-Venezuela sigue lineamientos universales. Específicamente, la resolución 46/182 de la Asamblea General de la ONU: Fortalecimiento de la Coordinación de la Asistencia Humanitaria de Emergencia de las Naciones Unidas (ONU), aprobada el 19 de diciembre de 1991. En este documento se establece el marco de acción para la asistencia humanitaria (siempre con la anuencia del Estado receptor) y una serie de principios rectores, entre los cuales destacan la humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia. “La humanidad e imparcialidad son objetivos en sí mismos, y la neutralidad y la independencia son herramientas que facilitan la aceptación de nuestro trabajo sobre el terreno”, aseguró Elhawary.
Además de OCHA, otras agencias, fondos y programas de la ONU tienen presencia en Venezuela. Figuran, por ejemplo, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). También destacan el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Asimismo, trabajan la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONU-SIDA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Alimentación y violencia de género
Las realidades complejas, como la venezolana, ameritan abordajes multifactoriales e integrativos. “No queremos tener un enfoque sólo de asistencialismo, sino de construir capacidades dentro de las comunidades e instituciones”, reconoció Elhawary.
Desde esa perspectiva, Inés Ruiz, oficial de enlace del Clúster de Seguridad Alimentaria y Medios de Vida de la ONU, mencionó la creación de la Red de Igualdad de Género “como mecanismo de coordinación para promover la igualdad de género con enfoque de nexo, integrada por agencias de Naciones Unidas, ONG nacionales e internacionales y clústeres” y la posibilidad de vincularla con las Academias.
La violencia de género es un tema de interés para las Academias, tal y como lo señaló la presidenta de la Academia Nacional de Medicina, la doctora Isis Nezer de Landaeta. “Las academias tienen algo que decir, y pudieran colaborar y unirse a esas iniciativas. Tenemos recursos humanos, un acervo que pudiera ser utilizado”, acotó Nezer.
El Clúster de Seguridad Alimentaria y Medios de Vida, conformado por 63 organizaciones, ha asistido a 512 mil personas hasta el pasado mes de febrero. “La respuesta se ha enfocado más en mujeres y en niños y adolescentes en espacios escolares”, indicó Ruiz.
Recursos e impacto
Por su parte, Heriberto Puello, asesor de Respuesta a Emergencias, Logística, Agua, Saneamiento, Higiene y Oficinas de Terreno de la OPS/OMS, informó que hasta febrero de 2023 fueron beneficiadas 2,7 millones de personas por el Clúster de Salud, formado por 56 socios y seis oficinas en el país.
En su criterio, “la identificación de nudos críticos es imprescindible para mejorar la atención humanitaria y lograr el mayor impacto posible con pocos recursos. Son muchas actividades, pero también son muchas las necesidades”, dijo.
Asimismo, admitió que, aunque “todos somos vulnerables”, las poblaciones que hacen vida en la frontera tienen “mayores vulnerabilidades”. “No se trata de ciencias ocultas, son labores de coordinación; y en la coordinación, como en las matemáticas, todo suma, debemos evitar que algunos resten, hay que multiplicar las acciones y también evitar que se dividan”.
Sector académico y OCHA
OCHA-Venezuela tiene cinco áreas de trabajo, que van desde la coordinación y la abogacía de las personas más necesitadas, pasando por el manejo de información para la identificación de necesidades y el monitoreo de las respuestas a esas necesidades; hasta llegar a la financiación, y al establecimiento y cumplimiento de normas y estándares de las políticas humanitarias.
Sobre este último punto, el doctor Luciano Lupini Bianchi, presidente de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, aseguró que, desde el momento de su fundación en 1915, esta Academia “tenía entre sus atribuciones asesorar al Ejecutivo federal y a los estados nacionales sobre los proyectos de leyes que fuesen requeridos”. A pesar de que “esa función prácticamente no la estamos ejerciendo”, Lupini se ofreció a colaborar en los aspectos legales y jurídicos que OCHA-Venezuela considere oportunos.
Elhawary, coordinador humanitario adjunto y jefe de oficina de OCHA-Venezuela, recordó que el sector académico no está contemplado formalmente en lo que se conoce como “arquitectura humanitaria”. Sin embargo, “creo que hay espacios importantes de colaboración, así es que tomamos como objetivo de esta sesión identificar algunas áreas donde podamos trabajar de la mano”, aclaró.
OCHA y su Plan de Respuesta Humanitaria 2022-2023
Desde OCHA-Venezuela se solicitaron 720 millones de dólares para poner en práctica el Plan de Respuesta Humanitaria 2022-2023, cuya meta será alcanzar a 5,2 millones de venezolanos.
“El entorno operativo es complejo, pero hemos avanzado: ya tenemos presencia en 24 estados y 329 municipios del país, y estamos construyendo una mejor articulación con las autoridades. Sí se puede trabajar en Venezuela”, concluyó Elhawary.
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